Algunas borracheras son muy tesas, recuerdo a alguien que se orino sentado en el carro, otro que amaneció dormido en la calle y se despertó por el ruido de la gente que iba a misa, y uno más que orinó a alguien desde un segundo piso. Pero también están esas borracheras más tranquilas, como la del que llama a la ex, el que camina de lado a lado o el que se duerme sentado. En fin, miles de borrachos pasan así sus peas, para después arrepentirse de lo que hicieron.
Los que nos emborrachamos alguna vez, puede ser que alguna vez hayamos hecho algo inapropiado; y obviamente resulta muy vergonzoso saber lo que hicimos en ese estado, y no queremos que nadie se entere, hay que mantener el secreto.
Por eso mismo entiendo perfectamente a Noé. Por eso se explica su furia con Chanaan, su hijo. Debe ser muy jarto despertar y darse cuenta del ridículo hecho, encontrarse empelota, tirado en el suelo, mostrando “las partes”, y que toda la familia se entere del oso inmenso que hizo. Hoy, gracias al arte, pues existen innumerables representaciones de este episodio, nos vamos a llevar una idea del momento en cuestión.
Y para los que acostumbran el traguito como plan de fin de semana, les dejo otro pasaje de la biblia que dice:
Proverbios 31, 6-7, se sugiere que la influencia del vino ayuda a la gente a olvidar sus miserias, pero también que este no es para quien desea mantener ágil la mente y justos sus juicios. ¡Pilas pues!